lunes, 26 de septiembre de 2016
domingo, 25 de septiembre de 2016
La llevas
cerca
donde
nada ocultas,
vas arrodillado
pidiendo excusas,
acostumbras
demasiado
a la prisa
de esperas,
arrodillado,
crees
volver a nacer
sin
necesidades,
eres humano
Sol diminuto
y paulatino
como la arena,
quieres subir
pero
la escalera
no te alcanza,
solo
lo necesario
caminas
de rodillas,
sin saber
que te negaste
al destino,
crees posible
lo que encuentras,
perdiendo absoluto
el paradero
y la esquina
LUIS ALBERTO MORALES GUTIERREZ
sábado, 24 de septiembre de 2016
Me detengo en lugares oscuros sin aclarar entuertos ni perder la vida diagnosticando colores, es extraño. Busco en ti, miradas de traición para justificar mis excesos y, encuentro rocas ocultas en mares de espuma, solidas estelas brillantes de lucida envidia, que, oscurecen el sentido de mi bruma. Naufrago en pasión y deseos reprimidos queriendo gritar mi verdad. Guerreros del castillo amarillo, señores de mis cortes austeras, llegado es el momento de proyectarse desde aquel lejano punto de luz designado por nuestros ancestros dormidos y a la vez despiertos, llegada es la señal de abrir el mundo con vuestros rayos cósmicos, porque somos los elegidos de quien no es oído ni visto. Su voz, su rostro son secretos e invisibles a los ojos de los que no juraron ni eligieron. Únicamente leemos sus mensajes sagrados quienes deseamos oír, ver lo que su divinidad demanda, por que, en el creemos. Su paz, su trueno, traerán la lluvia purificadora a un mundo donde solo ríe, quien no conoce la verdad de su luz cegadora, ni su divino linaje cósmico con ojos de fuego. Es hora, el despierto espera tu presencia sagrada, abrir los cielos, mostrar su rostro. No veo otro fin que el fin en si mismo. En esta dimensión, tus guerreros abrieron las puertas de sus castillos, mientras muchos caen al abismo, los refuerzos preparan sus escudos, calibran sus frecuencias al giro de noches, con la devoción que eligieron. Deseo navegar en tu presencia, deseo vivir el sueño. Deseo despertar en un mundo posible, sin dañar un suspiro, ni cambiar los colores del arcoiris. Conozco el camino y todos sus senderos. Conozco los ríos, sus afluentes. Toda limpieza comienza en la voluntad de cada espíritu. Todo cambio es personal, su proceso único e inedito. No es difícil ser mejor, de lo que ya eres. Todo guerrero conoce el propósito. No temas, fluye.
LUIS ALBERTO MORALES GUTIERREZ
miércoles, 21 de septiembre de 2016
Antes,
de volver
a ver,
el Sol,
brillando,
en la cordillera
nevada,
muchos mensajes
vieron mis ojos cansados.
No pude descifrar todo,
y, volvió la desventura
como sosiego altanero e
irrespetuoso,
a visitar
mi pensamiento,
no pude ver mas que rostros,
ruidos y muy lejos,
una mirada de mujer fértil,
de sueños,
de vida,
de llantos,
de niños, de juegos,
de risas,
no pude dejar de detenerme,
para saber,
quien eras,
si una ilusión,
una idea ,
una realidad posible,
o simplemente una locura,
una bella locura,
por ultimo,
que ganas de gritar,
buscando refugio y,
muriendo a cada
intento vano,
por recobrarme,
de tan lastimosa mirada,
no vi quien eras,
ni supe apreciar,
el calor de tu cuerpo
recostado junto al mio,
como fundiéndose en un crisol
de apasionadas caricias,
besos,
amor verdadero,
de aquellos,
que no se repiten,
ni en cien mil vidas,
hoy,
veo,
a través de esta mirada
estraviada de lluvia orgánica,
la tristeza de ser un fantasma,
divagando en la locura
de haberte perdido,
por no saber conocerte,
por no saber quererte,
por esperar mil falsas ilusiones
que agotan la paciencia,
no pude verte,
después de tenerte,
siempre a mi lado,
después de abrazar
todas las noches
tu cuerpo calido y
lleno de maternal
espacio de futuro inmortal,
la tristeza
no me permitió
saber,
que después de tanto hablarnos,
jamas logre escucharte,
por que no estaba lucido,
por que era feliz,
y la dicha me volvió ciego,
ahora que ya no estas ,
mis noches
son horas y horas
que pasan sin decir adiós
ni buscar descanso,
como estrellas,
tienen escenas
detenidas,
pasando a otra búsqueda
mayor de trascendencia,.
¿Quien?
Puede querer a este vagabundo
de tiendas y bares,
que durmió
en la calle ,
que ladró
como un perro
siendo un lobo,
no,
nunca termine de llorar
tus inviernos,
tal ves huí
de mi mismo,
sin encontrarme,
nunca en mis sombras,
tras el silencio
que termino
por derramarse
con las caídas
de bruscos encuentros furtivos,
y no,
la ternura,
jamas volvió a mi,
tu fértil gesto de hogar,
todo,
se fue,
como un vació,
ahora,
que solo te veo
en mis recuerdos,
siento en la mirada
la nieve
y el frío
del invierno.
LUIS ALBERTO MORALES GUTIERREZ
de volver
a ver,
el Sol,
brillando,
en la cordillera
nevada,
muchos mensajes
vieron mis ojos cansados.
No pude descifrar todo,
y, volvió la desventura
como sosiego altanero e
irrespetuoso,
a visitar
mi pensamiento,
no pude ver mas que rostros,
ruidos y muy lejos,
una mirada de mujer fértil,
de sueños,
de vida,
de llantos,
de niños, de juegos,
de risas,
no pude dejar de detenerme,
para saber,
quien eras,
si una ilusión,
una idea ,
una realidad posible,
o simplemente una locura,
una bella locura,
por ultimo,
que ganas de gritar,
buscando refugio y,
muriendo a cada
intento vano,
por recobrarme,
de tan lastimosa mirada,
no vi quien eras,
ni supe apreciar,
el calor de tu cuerpo
recostado junto al mio,
como fundiéndose en un crisol
de apasionadas caricias,
besos,
amor verdadero,
de aquellos,
que no se repiten,
ni en cien mil vidas,
hoy,
veo,
a través de esta mirada
estraviada de lluvia orgánica,
la tristeza de ser un fantasma,
divagando en la locura
de haberte perdido,
por no saber conocerte,
por no saber quererte,
por esperar mil falsas ilusiones
que agotan la paciencia,
no pude verte,
después de tenerte,
siempre a mi lado,
después de abrazar
todas las noches
tu cuerpo calido y
lleno de maternal
espacio de futuro inmortal,
la tristeza
no me permitió
saber,
que después de tanto hablarnos,
jamas logre escucharte,
por que no estaba lucido,
por que era feliz,
y la dicha me volvió ciego,
ahora que ya no estas ,
mis noches
son horas y horas
que pasan sin decir adiós
ni buscar descanso,
como estrellas,
tienen escenas
detenidas,
pasando a otra búsqueda
mayor de trascendencia,.
¿Quien?
Puede querer a este vagabundo
de tiendas y bares,
que durmió
en la calle ,
que ladró
como un perro
siendo un lobo,
no,
nunca termine de llorar
tus inviernos,
tal ves huí
de mi mismo,
sin encontrarme,
nunca en mis sombras,
tras el silencio
que termino
por derramarse
con las caídas
de bruscos encuentros furtivos,
y no,
la ternura,
jamas volvió a mi,
tu fértil gesto de hogar,
todo,
se fue,
como un vació,
ahora,
que solo te veo
en mis recuerdos,
siento en la mirada
la nieve
y el frío
del invierno.
LUIS ALBERTO MORALES GUTIERREZ
lunes, 19 de septiembre de 2016
domingo, 11 de septiembre de 2016
El terciopelo de América ruega sin espasmos,
frutos en conciencia lenta, a pasos perpetua.
El ojo nauseabundo de este mundo,
ve con éxtasis tu sinfonía ciclada, como
atrapada
entre murmullos en aromas.
El sexto es el quinto,
mientras el segundo envenena al primero,
sin terceros ni cuartos, te rezamos a Ti.
El Sol nostalgia mi paradero con violas de
sonido espeso, en tanto las hojas bailan, bailan sin ritmo,
bailan sin Sol, bailan sin mi presencia
magnética.
El americano profundo, conoció un México
profundo,
que escondió su tiempo sin creerme, abriendo
pasos en
noches de luna, con horizontes de fuego y magma de
sangre.
El chileno de cosmos sediento vibró, a resurrección pacifica,
enlazando en tus ojos de fuego, su color a
tumba, cuando,
al espejo te ves que ya no existes.
al espejo te ves que ya no existes.
El árbol, dejó su olor a tierra abriendo
espacios en el cielo y,
junto a la magia sempiterna recorrió valles de
hermosura,
entregándome tu recuerdo, como paraje devastado.
El, a través de sus silencios viajó con tu
rostro
adorando esperas sigilosas al canto de la imagen pincelada
adorando esperas sigilosas al canto de la imagen pincelada
y briosa de una simbólica empuñadura,
sello de mi cofradía que se extingue.
sello de mi cofradía que se extingue.
El ultimo guardián sagrado de mi cofradía, de
mi estirpe,
cuida desde el cielo nuboso y perfecto, mi
armadura,
esperando la ultima batalla, antes de reunirme
con mis ancestros.
El rayo nocturno que iluminó mascaras de
futuro,
ahora ilumina mi camino, guarda mi refugio secreto,
muy lejos de tu parecer.
El río aliado avanza hasta ciegos de mar,
huelo bruma tardía
en lobo de piedra negra, demostrando sin mayor
sabiduría,
que el mañana, no es el día de ayer, ni de hoy.
El, se
viste para saciar recuerdos olvidados,
se viste de lujuria,
se viste.
El enamorado vuelve a ti,
perdido en el caserío, espera abras tu amor para
recibir sus semillas de cosmos,
perpetuando eterna su prosapia.
perdido en el caserío, espera abras tu amor para
recibir sus semillas de cosmos,
perpetuando eterna su prosapia.
El se viste de hombre, ella de mujer,
navegando en sus sabanas,
ejercito mi emblema.
El transitorio dictamen de sus pensamientos,
risas o llantos en sedición, destronan al Rey
de laberintos y antorchas caídas, silentes por
mi viento.
El Septentrional mundo antártico de nieve
oscura,
ritmos de ciclos perfectos, muere en agonía,
siendo al tiempo un segundo de Eras, que
reclaman su historia.
El americano profundo, adoró tierras en agonía,
sepultando en noches, tertulias de insomnio,
paso a paso caminó un otoño sembrado de hojas
tranquilas.
El americano profundo,
despertó una tarde rosada cerca del cielo,
despertó una tarde rosada cerca del cielo,
conversando tu mañana, mientras,
las hojas del otoño tejían un lenguaje
indescifrable, en dirección al cielo, a su corazón.
LUIS ALBERTO MORALES GUTIERREZ
las hojas del otoño tejían un lenguaje
indescifrable, en dirección al cielo, a su corazón.
LUIS ALBERTO MORALES GUTIERREZ
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