miércoles, 21 de septiembre de 2016

Antes, 
de volver
a ver, 
el Sol, 
brillando,
en la cordillera
nevada, 
muchos mensajes
vieron mis ojos cansados.
No pude descifrar todo, 
y, volvió la desventura
como sosiego altanero e 
irrespetuoso, 
a visitar
mi pensamiento, 

no pude ver mas que rostros,
ruidos y muy lejos, 
una mirada de mujer fértil,
de sueños,
de vida, 
de llantos, 
de niños, de juegos,
de risas, 

no pude dejar de detenerme, 
para saber,
quien eras, 
si una ilusión, 
una idea , 
una realidad posible,
o simplemente una locura, 

una bella locura, 
por ultimo,
que ganas de gritar, 

buscando refugio y,
muriendo a cada
intento vano,

por recobrarme, 
de tan lastimosa mirada,
no vi quien eras, 

ni supe apreciar,
el calor de tu cuerpo
recostado junto al mio, 

como fundiéndose en un crisol
de apasionadas caricias, 

besos, 
amor verdadero,
de aquellos, 

que no se repiten,
ni en cien mil vidas,
hoy,

veo, 
a través de esta mirada
estraviada de lluvia orgánica,
la tristeza de ser un fantasma,

divagando en la locura
de haberte perdido, 

por no saber conocerte,
por no saber quererte, 

por esperar mil falsas ilusiones
que agotan la paciencia, 

no pude verte,
después de tenerte,

siempre a mi lado, 
después de abrazar
todas las noches 

tu cuerpo calido y 
lleno de maternal
espacio de futuro inmortal, 

la tristeza 
no me permitió
saber, 

que después de tanto hablarnos, 
jamas logre escucharte,
por que no estaba lucido, 

por que era feliz,
y la dicha me volvió ciego, 

ahora que ya no estas ,
mis noches 

son horas y horas 
que pasan sin decir adiós
ni buscar descanso, 

como estrellas, 
tienen escenas
detenidas, 

pasando a otra búsqueda 
mayor de trascendencia,.
¿Quien? 

Puede querer a este vagabundo 
de tiendas y bares,
que durmió 

en la calle , 
que ladró 
como un perro 
siendo un lobo, 
no,
nunca termine de llorar 

tus inviernos, 
tal ves huí 
de mi mismo,
sin encontrarme, 

nunca en mis sombras, 
tras el silencio 
que termino
por derramarse 
con las caídas 
de bruscos encuentros furtivos,
y no, 

la ternura,
jamas volvió a mi, 
tu fértil gesto de hogar, 
todo,
se fue, 

como un vació, 
ahora, 
que solo te veo 
en mis recuerdos,
siento en la mirada 

la nieve 
y el frío 
del invierno.





LUIS ALBERTO MORALES GUTIERREZ

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