Cada silencio nos proyecta
desde un punto lejano
que abre la perspectiva de la ilusión irreal,
mientras,
lejano el horizonte vuelve noche la voluble
esperanza,
fría,
mortal,
y en fuego adoquinado martillea las cabezas,
que deja la calva al salir de
espigas,
tras los escombros de tus pueblos secos,
y de razas
extinguidas,
lloras frente a tu espejo,
como una retornada esfinge de oro saqueado,
no es jardín tu mediana ,
ni tierra fértil tu labraza,
van fantasmas,
los hilos que te poblaron,
instantes de tormenta,
vuelves sin respuestas
y destruyes lo caído,
dispersando tus aromas
hacia el cielo,
cada día recuerdo,
que no es humana
ni divina,
es un sueño,
o solo un mal pensamiento.
LUIS ALBERTO MORALES GUTIERREZ
desde un punto lejano
que abre la perspectiva de la ilusión irreal,
mientras,
lejano el horizonte vuelve noche la voluble
esperanza,
fría,
mortal,
y en fuego adoquinado martillea las cabezas,
que deja la calva al salir de
espigas,
tras los escombros de tus pueblos secos,
y de razas
extinguidas,
lloras frente a tu espejo,
como una retornada esfinge de oro saqueado,
no es jardín tu mediana ,
ni tierra fértil tu labraza,
van fantasmas,
los hilos que te poblaron,
instantes de tormenta,
vuelves sin respuestas
y destruyes lo caído,
dispersando tus aromas
hacia el cielo,
cada día recuerdo,
que no es humana
ni divina,
es un sueño,
o solo un mal pensamiento.
LUIS ALBERTO MORALES GUTIERREZ
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