jueves, 24 de febrero de 2011

Me quedé lejos esperando que volvieras, estaba siguiendo aquella ruta olvidad que pocos encontraron, la mas dolorosa, esperando, esperando, esperando, hasta que algo nació dentro del fuego de un dragón, nos miramos sin hablar y con la mirada nos dijimos, sigue, eres libre de buscar la flor de la libertad , no supe que hacer,  mientras el cielo se estrellaba contra el sol, vi rostros sin pensar, olvidados, como si la miseria del existir produjera grandes soñadores, la ruta se volvió difícil, por cierto y nada resulto fácil. Al llegar a la cima de una de las montañas, descubrí que habían otras mas extensas y altas, vi como las horas eran algo ilusorio, como nuestro amor, permanecí sentado mucho rato hasta que comenzó a oscurecer, el frío era como la corrupción, peligroso, entonces no quedó otra que bajar, maldito destino, ser abrupto y desgarbado llamado destino, sin ti no habría vuelto de la muerte , al final no se que fue lo mejor, esperar tus dosis o buscar el antídoto a aquel veneno, tal ves nadie lo supo, pero tu estabas tan lejos que no pudiste apreciar como logre bajar de la montaña, comencé siguiendo una vaca, recordando las enseñanzas de buda, deje que el animal me llevara, y sabes que encontré , encontré la única salida, esa que da el instinto, cuando te enfrentas a una riña callejera o cuando ves que tu cuerpo cae como si volara hasta el fin, quien es el maestro me preguntaba mientras transcurrían esas interminables horas de descenso, la vaca me miraba como si fuera una gran hermana, estaba perdido, no existía forma de escapar de esa jugada, incluso cuando trate de pensar en algo mejor, la vaca se detuvo a pastar, no estaba buscando su corral sino follaje, y yo quede perdido entre los arboles del frondoso bosque de la montaña, sin salida, sin esperanza, la única manera de encontrar de nuevo el sendero era volviendo al principio, no se puede, entonces decidí asustar a la vaca para que buscara a su amo, cogí un palo y sin golpearla le grite, agite el palo y esta empezó a correr y comenzó a bajar por lugares impensados para una vaca, pero no había caso corrió tan fuerte que no pude alcanzarla, y solo me limite a escuchar como sonaba el follaje con su movimiento, hacia mucho frío no me salvaba de esa, entonces me senté a esperar , no sé que, pero era como morderse la cola para que el dragón soltara el fuego, que cosas podrías pensar, que estrofa tendría que firmar, en el silencio, de pronto, escuché el sonido de una vertiente y al seguir el sonido descubrí un sendero, no sabes la felicidad, no te imaginas como grité y congelado comencé  a descender por el sendero en medio de una gran oscuridad, ya era tarde y la noche ya había llegado para nosotros y para el mundo, no llevaba ni dos metros caminando y el sendero se separó en dos caminos, eso si que no me lo esperaba amiga muerte, que sonrisa me arrojaste y el Cernicalo cantó ... ...



LUIS ALBERTO MORALES GUTIERREZ

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