Brincando Australias enconado rival,
peninsulares balbuceos acercan el petitorio
que escasea.
La comida de extinción permite dormir,
con esbeltas modelos,
sentir sus roces hasta llegar al Altar,
perdiendo poco a poco el sentido.
Te deseo brincando Australias,
quiero morder tus nalgas,
aprétar tus pechos y perderme
en tus laberintos.
Perderme, esa es la intención,
perderme sin encontrarme.
Tocar tu piel con deseo y tiempo de sobra,
levantar tus piernas,
olerte en contorsión rosante,
mirarte, tocarte, entrar.
Desordenar tus cabellos empujando firme,
ritmicamente hasta hundir la tierra como
despavorido.
PARA TERMINAR DURMIENDO UN SIGLO
No hay comentarios:
Publicar un comentario