Dan condujo sin problemas el convertible toda la semana, buscando nuevas sensaciones, mucha diversión pero poco estudio. Una mañana entro al departamento y sorpresivamente encontró a J.R. sentado con una copa de Ginebra, solo y fumando un cigarro muy aromático, un caro y exquisito habano. Dan camino hasta la terraza y le pregunto cómo estaba, J.R.le respondió – Bien, muy bien B5- Y ese nombre? dijo Dan – Ese es tu nuevo nombre operativo Dan, y, es hora de iniciarte – Vamos, ¡Ah! Otra cosa, es hora de informarte que nunca he sido teniente mi verdadero rango es de coronel, en el Ejercito, pero soy un agente del estado, no poseo rango fuera del país – Vaya! ahora me vas a decir que tu nombre no es J.R. - Por cierto, no es J.R., es A3 – vaya es entretenida esta profesión – Pero volver a la universidad, es el lugar donde has sido tengo destacado, ya sabes burocracia estatal, estadística! – Debes terminar una carrera – OK – Ok - Pero para que, si tengo todo – Para que! Tener otro oficio – Porque no soy eterno, tampoco mis superiores – Incluso tu – Somos desechables – Muchos de nosotros salvo aquellos que se les conoce como psíquicos, pero vamos, toma una de tus armas y sígueme – Dan obedeció al instante, y, ambos bajaron hasta los estacionamientos subterráneos del edificio y tomaron un mercedes clásico blindado – Que te parece mi joya – Es espectacular – Es un clásico, de colección – Pero el color blanco le quita, tu sabes! – Debes aprender a no llamar la atención cuando conduces automóviles operativos clásicos – condujo varios kilómetros hasta salir de la ciudad, luego tomo un camino secundario no señalizado y entró en una mansión privada – El portón lo abrió un hombre de traje, todos quienes custodiaban la mansión estaban vestidos de traje y desarmados, aparentemente – ¡Este es nuestro cuartel! Debes comportarte y obedecer al idiota que esta al mando – porque le llamas idiota – ¡Ya! Lo averiguaras por ti mismo – J.R. condujo su Mercedes hasta entrada principal de la mansión – Llegamos B5 – llevas el arma – Si – Entonces vamos. Ambos bajaron del automóvil y se dirigieron a la puerta de la mansión – en tanto se subía un hombre al mercedes que había dejado A3 en la puerta de entrada de la mansión y lo condujo hasta los estacionamientos, en el costado sur – J.R. abrió la puerta antes que la abriera el portero y entró como si fuese su casa, al llegar las escaleras de mármol salió un hombre vestido muy elegantemente y le llamo J.R., J.R., luego le dijo - Siempre es un agrado ver viejos amigos – Si ha pasado tiempo – Pensé, que no te volvería a ver después de aquel asunto, recordaras! – Muchas gracias Harris, no esperaba menos de un viejo amigo tan amable, cortes y solidario como tú.
LUIS ALBERTO MORALES GUTIERREZ
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