Guardo en mi corazón recuerdos anónimos de tristeza,
excavo en lugares fraternos encontrando pavor humilde,
siento campanas al nuevo rostro de un mundo que duerme,
voy y vuelvo sin volar ni escuchar truenos ni llantos,
ahora, solo de amor, en mi mente brilla la esquiva esperanza,
gloria a tus tragedias de sepulcros en noches sin rumbo,
difícil es encontrarte muerte tardia, un saludo, o un adiós,
quien sabe mas que aquel barco perdido en brumas lejanas,
sin verte la frente, descubro sonrisas e intrigas como la ausencia,
hemos entrado en un túnel o en un sendero, sin final ni descanso,
ahora vemos el todo y la nada, cual galaxia perdida de lentes,
trato de retener, lo que cae a un torrente y vuelve en espectros,
no existe retorno al rencor donde contemplas la tarde solitaria,
mil historias coronan el epilogo de ser algo menos que un respiro,
pero no es triste, al lado de ruinas y escombros, sirenas y estruendos,
nuevamente tomo mi espada sin contar los caídos, que son demasiados,
beso la brisa victoriosa y exclamo en cien lenguas, desterrando infiernos,
cuyo destino sonriente, abrigaba escondido nuestras almas sin nombre,
acaricia mi filosa mirada y encontraras el eterno descanso de fuegos congelados,
en tumbas desprovistas de honor y distante de altivos orgullos,
fue solo una batalla dijo el sereno y la bruma, mientras dormían los sueños,
es el momento de seguir tu horizonte y vendrán a ti nuevas pasiones,
limpia tu corazón, has sanado los recuerdos de tristeza y en la calma el sigilo
no dejara huellas, por que eres eterno,
por que eres el tiempo.
LIBRO I
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