martes, 18 de octubre de 2016

A pesar de ser un lugar muy concurrido, y, siendo alrededor de las 11 menos treinta AM. Estábamos solos en aquel lugar del museo y no dejaba de ser un hecho inusual. Al momento de cambiar el rollo de mi cámara fotográfica estos personajes desaparecieron y no los volví a ver, aquella mañana, tenía el sol a contraluz y no podía ver bien, motivo por el cual no alcance a cambiar el rollo fotográfico de los registros anteriores, por uno nuevo, pero, no preste importancia a ese detalle, y, busque un lugar donde guarecerme del sol y del calor que este irradiaba, cuando logre ubicarme en un lugar más protegido, pude divisar una réplica de las pirámides Mayas y del Templo de las Inscripciones,  es decir Palenque, fue en ese preciso lugar donde desaparecieron estos personajes dejando de percibir su presencia protectora y energías. No logre descifrar aquella experiencia hasta años después. Continúe mi recorrido, me acompañaba una sensación de abandono, no estaba preparado para entender nada y aún me cuesta entender dicha experiencia racionalmente. Por otro lado estaba sorprendido de las innumerables civilizaciones y culturas que existieron en ese lugar de américa. Son conocimientos que no están contemplados en los planes de estudio de la gran mayoría de los países del mundo, resulta increíble pensar que la existencia de estas culturas sea ignorada por algún motivo, y, se les margine de la formación académica de cualquier americano, pero era una realidad que había que asumir con madurez. El resto de lo que quedaba del día, continúe recorriendo el museo y conservaba solo un rollo fotográfico de recarga. Al atardecer se encendieron las luces artificiales y quedaba muy poco público, pero continúe, sentía un especie de llamado, una sensación difícil de explicar, como si se tratase de una atracción demasiado fuerte como para ignorarla. Al llegar a uno de los pasillos me encontré en un amplio salón donde se erguía una pieza que asemejaba una escultura, era un Chac Mool. Me senté lo más cerca posible, traspasando incluso, las señales de seguridad, y, comencé a bosquejarlo, no existía tiempo, y, ya era de noche cuando tomé conciencia de los horarios, pero comencé a preocuparme sin perder el objetivo de mi visita cuando el silencio era total, en todo sentido, y, voltee para ver qué pasaba en el resto del salón y del museo, ya que, estaba muy lejos de la entrada. Para mi sorpresa, a mi espalda, me miraba una multitud de guardias, informandome que el museo habia cerrado, pero me dijeron con gran respeto "No se preocupe, termine de trabajar maestro, nosotros estaremos en la entrada, y, por cualquier cosa que usted necesite, nos avisa". Sin salir de mi asombro les di las gracias, y, apenas se marcharon comencé a observar la escultura, con gran respeto leí su historia y la función ritual de esta, fue entonces cuando apareció una mujer rubia como el sol, alta y hermosa, como una diosa. Primero se detuvo a observar mi trabajo y silenciosamente se sentó junto a mi, sin decir una palabra.


LUIS ALBERTO MORALES GUTIERREZ

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