A llegado la hora de romper la cadena que ató firmemente el destino,
aquel infortuito predestinado del tiempo.
Abre tu alma a la misión,
a la hermosa tarea de perdonar, a la epopeya del amor.
Disculpa el hecho o la intención que opaca el brillo,
y detiene el gozo.
Retiene la luz y retrasa la felicidad ,
que Dios nos otorga al nacer libres.
Tu cuerpo ungido en nubes de gloria y majestad,
nos muestra el camino.
Que no es otro,
que la Tierra abierta hasta lo más profundo de su esencia.
Soy el fruto de tu amor,
creo en ti,
en tus manos,
en tu mirada,
en tu sonrisa.
En mi interior,
penetra la luz verdadera de mi espíritu.
Permíteme el contacto con el espíritu creador,
y su infinita sabiduría.
Con los maestros por ti escogidos,
abre mi mente y mi corazón.
Soy el fruto de tu amor,
creo en ti,
en tus manos,
en tu mirada,
en tu sonrisa.
Abre tu alma a la misión,
a la hermosa tarea de perdonar, a la epopeya del amor.
Disculpa el hecho o la intención que opaca el brillo,
y detiene el gozo.
Retiene la luz y retrasa la felicidad ,
que Dios nos otorga al nacer libres.
Tu cuerpo ungido en nubes de gloria y majestad,
nos muestra el camino.
Que no es otro,
que la Tierra abierta hasta lo más profundo de su esencia.
Soy el fruto de tu amor,
creo en ti,
en tus manos,
en tu mirada,
en tu sonrisa.
En mi interior,
penetra la luz verdadera de mi espíritu.
Permíteme el contacto con el espíritu creador,
y su infinita sabiduría.
Con los maestros por ti escogidos,
abre mi mente y mi corazón.
Soy el fruto de tu amor,
creo en ti,
en tus manos,
en tu mirada,
en tu sonrisa.
LUIS ALBERTO MORALES GUTIERREZ
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