jueves, 13 de octubre de 2016

El terciopelo de América ruega sin espasmos,
frutos en conciencia lenta a pasos perpetua

El ojo nauseabundo de este mundo,
vé con éxtasis tu sinfonía ciclada, como atrapada
entre murmullos y aromas.

El sexto, es el quinto,
mientras el segundo envenena al primero,
sin tercero, ni cuartos, te rezamos a Ti

El Sol nostalgia mi paradero con violas de
Sonido espeso, las hojas bailan sin ritmo,
Bailan sin Sol, bailan sin mi presencia magnética.

El americano sin profundo, conoció un México profundo,
Que escondió su tiempo sin creerme, abriendo pasos en
Noches luna con horizontes de fuego y magma de sangre.

El  chileno de cosmos sediento, vibró a resurrección pacifica,
Enlazando en tus ojos de fuego su color a tumba,
Cuando al espejo te ves que ya no existes.

El árbol ya dejo su olor a tierra, abriendo espacios en el cielo
Junto a la magia sempiterna recorrió valles de hermosura,
Entregándome tu recuerdo como paraje devastado

El a traves de sus silencios viajo con tu rostro adorando esperas
Sigilosas al canto de la imagen pincelada y briosa, de una
Simbólica empuñadura, sello de mi cofradía que se extingue

El ultimo guardián sagrado de mi cofradía y de mi estirpe,
cuida desde el cielo nuboso y perfecto mi armadura,
esperando mi ultima batalla antes de reunirme con mis ancestros.

El mismo rayo nocturno que iluminó mascaras de futuro,
Ahora ilumina mi camino y guarda mi secreto
Muy lejos de tu parecer

El río aliado avanza hasta ciegos de mar, huelo bruma tardía
En lobo de piedra negra, demostrando sin mayor sabiduría
Que el mañana no es el día de ayer ni de hoy

El  se viste para sacias recuerdos olvidados,
Se viste de lujuria,
Se viste.

El enamorado vuelve a tí y perdido en el caserío,
Espera que te vistas junto a el y recibas
su semillas de cosmos perpetuando su prosapia.

El se viste de hombre y ella de mujer,
Navegando en sus sabanas
Ejercito mi emblema.

El transitorio dictamen de sus mentes,
Risas o llantos en sedición destronan al Rey
De laberintos y antorchas caídas silentes por mi viento.

El Septentrional mundo antártico de nieve oscura y
Ritmos de ciclos perfectos muere en agonía
Siendo al tiempo un segundo de Eras que reclaman su historia.

El americano profundo adoró tierras en agonía
Sepultando en noches tertulias de insomnio, y
Paso a paso caminó un otoño sembrado de hojas tranquilas.

El americano despertó una tarde rosada cerca del cielo
Conversando tu mañana, mientras las hojas del otoño
Tejían un lenguaje indescifrable en dirección al cielo y a su corazón



LUIS ALBERTO MORALES GUTIERREZ

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